Hoy tenía clase desde las 11 hasta las 21 y la predicción del tiempo decía que a partir del mediodía la probabilidad de precipitación era del 90%. Como no podía ser de otra manera no ha caído ni una gota, pero ni una, eh. Hasta las ocho de la tarde que ha empezado el diluvio universal. Mi hercúleo paraguas y yo hemos hecho el recorrido de todos los días hasta casa lo más dignamente que hemos podido. Ni que decir tiene que seguro que hemos provocado alguna que otra carcajada a los conductores que iban calentitos en sus coches: el viento nos ha puesto del revés en cinco o seis ocasiones, los coches nos han empapado hasta la cintura y el agua ha calado mis botas en los últimos diez minutos del trayecto. Como todo el mundo sabe esto es lo mejor para a los resfriados. El cuadro no tenía desperdicio. En algunos momentos hasta me he puesto a hablar sola diciendo “Aha, sí, estupendo, ¿algo más, por favor?” En el portal de casa hay un espejo gigante en el que me han dado ganas de hacerme una foto, pero la imagen era tan lamentable que no me hubiera atrevido a subirla aquí. En casa he encontrado consuelo en una ducha calentita, un tupperware de esos de mamá aún más calentito y ahora voy directa a mi no tan calentita cama con un libro de esos que rezan en su contraportada “pruebas sin corregir, edición anticipada, prohibida su venta”.
¿Quién no halla placer en dormir con un edredón y una manta, pijama de
manga larga y pantalón largo, calcetines y sudadera? Desde luego los que cenamos con abrigo, sí. Oh, "Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla".
Si, tambien decían que a partir de las seis de la tarde hoy habría 0% de probabilidades de lluvia, y han acertado; hasta la siete solo ha caido intenso granizo!
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