De como el déficit de atención me arrastró a no creer en el más allá y otras cuestiones
martes, 6 de noviembre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
domingo, 16 de septiembre de 2012
domingo, 2 de septiembre de 2012
The Newsroom
- Gather ye rosebuds while ye may,
- Old Time is still a-flying;
- And this same flower that smiles today,
- Tomorrow will be dying.
sábado, 11 de agosto de 2012
Crowded
¿Cómo es posible que
estemos ya en agosto? No doy crédito. Acabé los exámenes el día 28 de junio y
resolví los trámites en la que probablemente será la universidad a la que vaya
el próximo curso (UAM) el día 10 de julio. Me pasé esos días intermedios aislada
del mundo, recuperando horas de sueño, comiendo, viendo películas atrasadas,
leyendo libros sobre los que no me iban a examinar y descubriendo nuevas
series. Durante aquellos días el verano prometía ser enorme. No sé cómo ha
ocurrido, la verdad, no tengo ninguna explicación posible, pero ha pasado un mes
de aquello y no sé dónde se han metido tantos días. No he leído más, no he
estudiado alemán, no he viajado, prácticamente
no he quedado con gente y todas esas cosas con las que había fantaseado durante el curso se han desvanecido.
Según pasaban las semanas la cosa no ha ido a
mejor. Estos últimos días me los he pasado literalmente encerrada en casa y más
concretamente en mi habitación. Durmiendo más horas de las que me gustaría
reconocer y no precisamente por cansancio. Lo único interesante que he hecho ha
sido ir al cine, cosa que a partir de septiembre será
otro lujo más que no podré permitirme. Estoy desconectada de gatos, cuerdas y
granito desde hace ni sé los meses y, la verdad, he perdido un poco el interés
en ellos, probablemente porque ya ni recuerdo lo que se siente al rapelar, debe
de ser algo parecido a estar superando una adicción, cuánto más tiempo pasa
mejor lo llevas, pero también por miedo. -No tenía suficientes miedos en mi
vida, lo sé.- Al meter la patita en este mundillo empiezas a conocer
historias de gente de todo tipo que, por detalles insignificantes a veces, o
por los motivos que sean, acaban en tragedia, historias que te ponen los pelos
de punta. De todas formas mi escasa experiencia y lo que ahora puede sonar a
falta de entusiasmo se convierten en todo lo contrario con tan solo unas
palabras de Rébuffat, Kukuczka o Boukreev (las tres únicas lecturas de aquellos
días de principios de julio). No sé muy bien por qué habrá sido pero el caso es
que hoy, ¡por fin!, me he movido ligeramente. He pensado que ya que mi vida es
un caos ridículo, por lo menos mi espacio no debería serlo, quizá este sea el
camino para empezar a ordenar todo lo demás. Así que, aprovechando las primeras
ganas de hacer algo en muchos días, me he puesto con el armario, las
estanterías, los papeles, incluso con los horarios del próximo curso. Me he
deshecho de cantidad de cacharritos inservibles que en su momento parecían importantísimos
y que ya no lo son tanto. Y ya de paso, he aprovechado para darles también a mis libros algo
de espacio: les he quitado todos los muñequitos que les rodeaban. Los muñecos
han tenido mejor suerte que los cacharros y los he guardado para cuando los
libros vuelvan a sentirse solos. Estábamos todos con exceso de equipaje. A ver
si éste es el camino hacia el entusiasmo y la claridad.
martes, 10 de julio de 2012
¿UAM o UCM?
La mudanza está hecha, vuelvo a vivir en Madrid. Aprobadas 9 de 11 y con una pila de libros y apuntes nuevos, ya estoy de vuelta. Estuve con mis padres en "Devorando el mundo... la luna es un queso". El certificado académico está solicitado, pagado y recogido. La cuenta de Bankia está cancelada porque no pienso pagar 6€ cada tres meses, desgraciadamente he tenido que pagar 5€ por cancelarla. El carnet joven: bye bye. Habrá que rescatar el abono. He caído en el maravilloso mundo de internet en el móvil y hoy me dirijo hacia la Autónoma para entregar unos papelotes que igual me sirven para conseguir una plaza y pedir el traslado en septiembre. Pero, ¿y la Complu? No me decido... Ah, y llevamos sin comer desde el sábado.
miércoles, 20 de junio de 2012
jueves, 31 de mayo de 2012
viernes, 18 de mayo de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
Habitación en alquiler
No duermo
desde el lunes. Bueno, he dormido algo,
pero no como yo suelo,
ocho horas del tirón. Me despierto cada tres horas, sudando y con pesadillas y
la culpa de todo la tiene la
“lengua española” asignatura de 6 créditos que abre el próximo día
cuatro de junio los exámenes con un horario de 9 a 14. Sí, cinco horas de examen.
Este
cuatrimestre he tenido un examen semanal de latín y algún parcial de otras
asignaturas, todos salvados sin demasiados problemas con la calificación, claro, porque en lo que
respecta a mi salud es otra historia. Antes de empezarlos tiemblo, antes de
entregarlos me pongo roja como un tomate y mientras los hago tengo unas ganas
de vomitar constantes. Me
quitan el sueño y creo que desde octubre he envejecido y estoy más ojerosa que nunca. Menos mal que los días se
alargan y, de vuelta a
casa, me dejan
disfrutar de vistas como las de las fotos, ¡por fin es de día a la salida de
clase! Hoy, además, el día ha acabado con una preciosa imagen que será un recuerdo imborrable de mis
dos compañeras de clase, nuestra primera foto. A quien también recordaré con
cariño es a mi hercúleo paraguas. El pobre no ha superado el mes de mayo, una
ráfaga de viento le rompió un par de varillas y lo ha dejado a medio
desgraciar. Por supuesto para lo que me queda aquí no pienso comprarme otro.
Probablemente acabe el curso siendo un mango y nada más.
La
posibilidad de volver a Madrid me trae de cabeza, los formularios de traslados
y convalidaciones son incomprensibles y las respuestas de las secretarías son
siempre confusas y un tanto desagradables, ¡malditos papeleos!
miércoles, 2 de mayo de 2012
miércoles, 25 de abril de 2012
Predicción del tiempo futuro
Hoy tenía clase desde las 11 hasta las 21 y la predicción del tiempo decía que a partir del mediodía la probabilidad de precipitación era del 90%. Como no podía ser de otra manera no ha caído ni una gota, pero ni una, eh. Hasta las ocho de la tarde que ha empezado el diluvio universal. Mi hercúleo paraguas y yo hemos hecho el recorrido de todos los días hasta casa lo más dignamente que hemos podido. Ni que decir tiene que seguro que hemos provocado alguna que otra carcajada a los conductores que iban calentitos en sus coches: el viento nos ha puesto del revés en cinco o seis ocasiones, los coches nos han empapado hasta la cintura y el agua ha calado mis botas en los últimos diez minutos del trayecto. Como todo el mundo sabe esto es lo mejor para a los resfriados. El cuadro no tenía desperdicio. En algunos momentos hasta me he puesto a hablar sola diciendo “Aha, sí, estupendo, ¿algo más, por favor?” En el portal de casa hay un espejo gigante en el que me han dado ganas de hacerme una foto, pero la imagen era tan lamentable que no me hubiera atrevido a subirla aquí. En casa he encontrado consuelo en una ducha calentita, un tupperware de esos de mamá aún más calentito y ahora voy directa a mi no tan calentita cama con un libro de esos que rezan en su contraportada “pruebas sin corregir, edición anticipada, prohibida su venta”.
¿Quién no halla placer en dormir con un edredón y una manta, pijama de
manga larga y pantalón largo, calcetines y sudadera? Desde luego los que cenamos con abrigo, sí. Oh, "Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla".
lunes, 16 de abril de 2012
Lunes de aguas
Quién me iba a decir a mí que la frase “Hoy no hay clase, es festivo” iba a dejarme desorientada durante toda una tarde.
Después de unas vacaciones más largas de lo habitual, hoy he vuelto a Salamanca. La vuelta ha sido como todas las que he hecho en estos meses: dos horas de tren que han transcurrido con normalidad, inmersa en la lectura de un libro. Aunque, a decir verdad, los últimos veinte minutos me he dormido tan profundamente que hasta he llegado a soñar. He soñado que estaba haciendo ese mismo viaje pero en dirección contraria y, al abrir los ojos y ver que llegábamos a la estación de Salamanca, me he llevado un pequeño disgusto. He intentado no dejarme llevar por sentimentalismos absurdos y la situación ha quedado controlada en cuestión de minutos. Lo extraño ha comenzado cuando he cogido el autobús que me lleva desde la estación de tren hasta una calle paralela a mi casa (aunque en el bus todo era lo habitual: adolescentes y niños con sus madres que salían del colegio), en la calle parecía haber un tráfico diferente y los pocos peatones que se veían eran hordas de jóvenes cargados con bolsas de plástico que, sin duda alguna, contenían lo necesario para hacer botellón. No he podido evitar escuchar la conversación que mantenía por teléfono una de las chicas que se bajó del tren conmigo, hablaba con una amiga pero no parecían estar quedando para ir a clase sino para comprar alcohol “en el único supermercado abierto hoy por la tarde” y reunirse con los demás en el río. Mientras la escuchaba se elevaba mi ceja izquierda, la del mosqueo, y a la vez leía en un cartel pegado en la puerta de un banco un aviso a sus clientes de que hoy “Lunes de aguas” cerrarían una hora antes de lo habitual. He llegado a casa, he desempaquetado y he preparado la mochila para ir a la facultad cuando una compañera de clase me ha llamado para decirme “Hoy no hay clase, es festivo”. Me he pasado una hora con cara de póquer en mi habitación, otra deambulando por la ciudad pero con la misma cara, veinte minutos en el supermercado evitando los pasillos de dulces y creo que me pasaré lo que queda de día haciendo cosas de clase.
lunes, 26 de marzo de 2012
lunes, 12 de marzo de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
der Mittwoch
08:00-11:00: desayunar, duchase, deberes y preparar un triste bocadillo para la comida.
11:00-13:00: clase.
13:00-14:00: engullir el bocadillo de camino a la biblioteca para seguir con los deberes.
14:00-18:00: clase.
18:00-19:00: descanso invertido en una larga fila para gastar 8 € en fotocopias.
19:00-21:00: clase.
Horas lectivas: ocho.
Horas fuera de casa: once.
(No todo ha sido tan prosaico, algunas cosas han sido estupendas: una profesora increíble ha presentado una asignatura con muy buena pinta y se me han vuelto a saltar las lágrimas como el primer día en octubre, he encontrado una rosa nada más salir de casa en el ascensor que me ha alegrado el día, he visto un atardecer durante una escapada de dos minutos, he "hablado" en cuatro idiomas y he comprendido que, aunque por fin he conseguido dar con la combinación perfecta de capas de ropa para no pasar frío en la calle, los radiadores suponen un segundo reto…).
miércoles, 25 de enero de 2012
La bicicleta
Tenía una cuenta pendiente con la bici. Cuando era pequeña mi abuelo me regaló una. Era rosa, con cestito y flecos en el manillar. Me monté un par de veces y siempre con ruedines. Creo que nunca conseguí mantenerme sobre ella sin ayuda externa. Pero el pasado mes de junio, un día cualquiera, el de mi cumpleaños por ejemplo, lo conseguí: me mantuve sobre ella (sobre otra, claro, no sobre la rosa, qué vaya usted a saber en dónde estará). Fue en un pueblo de Segovia, avancé un par de metros hacia delante y otros tantos hacia atrás, eso sí, bajándome para girarla... Este mes de enero he hecho ya seis salidas con ella. Por una pista de tierra, con bachecitos, cuestas y hasta gente alrededor. Sólo ha habido que lamentar una caída que, afortunadamente, no acabó con ninguna parte de mi cuerpo malherida. Voy con casco y mallas, no suelto los frenos y, aunque disfruto de las bajadas, no puedo evitar poner cara de pánico, a veces incluso chillo. Hasta me he puesto de pie una vez. ¿Alguien os ha dicho alguna vez que la bici engancha? Pues es cierto. A cada ciclista que me he cruzado en estas semanas me han dado ganas de meterle una patada, tirarlo al suelo y robarle la bici. Obviamente aún estoy muy lejos de soltar el manillar como los del video. No suelto los frenos, como para soltar el manillar... ¿Os imagináis a alguien de mi edad aprendiendo a montar en bici? Sí, realmente es cómico, pero tan contenta que voy, oye. Eso sí, cuando me cruzo con alguien, me paro, me escondo, o toso fingiendo que estoy resfriada y que es por esto por lo que no puedo ir más rápido. Todavía tengo que familiarizarme con los chismes esos que al tocarlos hacen que cambien cosas y que te hacen pedalear más o menos rápido. ¿Quién podía imaginar que un invento tan simple podía llevar tantos cacharros? Que si palanca, que si horquilla, que si tija, que si piñones, que si cuadro...
martes, 17 de enero de 2012
Mastering the art of eating
Hoy he vuelto a ver la película de Julie y Julia. Es una película estupenda que incita a cualquiera a escribir un blog y más aún a ponerse a cocinar. Y como en el blog ya escribí ayer, hoy he hecho pastas de mantequilla, mmm, ¡deliciosas!
Este fin de semana he tachado una manía culinaria más de mi lista. Las anchoas eran alimentos non gratos para mi paladar. Pero su sabor en los espaguetis a la putanesca me ha hecho cambiar de opinión. Y para rematar mi madre hizo brownie de postre el domingo. Un brownie exquisito que acompañamos de una bola de helado de vainilla cubierta por chocolate caliente que al contacto con el helado se solidifica... ¿A qué no hay nada que reconforte más que un postre hecho por una madre?
Con esta nada repentina fascinación por la comida hoy he empezado a pensar en sabores o alimentos que detestaba de pequeña. No soportaba el tacto del kiwi en el paladar y, en general, la fruta no me gustaba nada. Supongo que gracias a la lucha de mi madre ahora me gusta prácticamente toda la fruta. Este año he solventado mi odio hacia el plátano y el kiwi. Aunque conservo el del melón. También recuerdo que en mi casa tomaban de vez en cuando un muesli del herbolario que me parecía pienso y que intentaban hacer pasar por cereales, ese mismo muesli se ha convertido ahora en mi desayuno predilecto. Pero nada de leche o yogur, zumo de naranja natural. El mismo que hace años tardaba horas en beberme porque me daba un asco horrible su pulpa. Nunca he sentido especial predilección por el pan y ahora me he convertido en toda una experta. Me sigue encantando el olor a café recién hecho pero no creo que jamás pueda beberme una taza.
Como conclusión se puede pensar que no podemos saber nada con certeza acerca de nuestros gustos, que no debemos hacer otra cosa que probar y esperar. Vamos que el ser humano es Él y su paladar.
Como conclusión se puede pensar que no podemos saber nada con certeza acerca de nuestros gustos, que no debemos hacer otra cosa que probar y esperar. Vamos que el ser humano es Él y su paladar.
lunes, 16 de enero de 2012
¿Dónde está la nieve?
Esta nochevieja me la he pasado metida en la cama con un resfriado y con la mejor película para cualquier ocasión y más para esta, El apartamento. Escuché los fuegos artificiales y las campanadas de la televisión de los vecinos debajo del nórdico mientras C. C. Baxter y la Señorita Kubelik jugaban a las cartas.
He intentado varias veces en este último mes escribir algo y todas las veces ha ocurrido lo mismo. Abro el blog, le doy a “Nueva entrada”, observo el parpadeo del marcador, escribo dos o tres frases aburridas y sin ninguna gracia y según las termino de escribir las borro pensando que hoy tampoco estoy inspirada. No sé qué me pasa. Quizá sea porque esta novena campaña de navidad he trabajado sólo dos semanas. Quizá que, como venía un poco sin pilas por las clases, no tenía ni una gota más de energía creativa. O puede que haya influido el hecho de que en dos meses he pasado cinco resfriados, aunque nunca se sabe, igual es el mismo que se toma días de descanso. El último de ellos, -diagnosticado como “gripe estacional y faringitis” por dos médicos diferentes-, empezó el día 27 de diciembre, remitió pasado el roscón y hoy ha vuelto a manifestarse. Y no es que no me hayan pasado, como siempre, cosas divertidas en la librería. Por ejemplo, en el bus de vuelta a casa he coincidido dos veces con un señor que en principio parecía estar recortando un artículo que le interesaba del periódico con unas tijeritas diminutas y que resultó estar recortando todos los artículos del periódico con unos aires un tanto obsesivos; he vuelto a responder a esa pregunta maravillosa de “¿Dónde están los libros de verdad?” Porque ni la física, ni la filosofía, ni la política eran lo que ella buscaba. Claro que a pesar de tener gracia la pregunta yo no puedo evitar pensar lo mismo. Y es que, vamos a ver, si entras en una librería y las primeras estanterías que ves dicen “Espiritualidad”, “Seres mágicos”, “Ufología”, “Cristales energéticos”, yo también pensaría que es una librería con libros de mentira. He vuelto a tener el placer de que un cliente me escenifique lo que busca, el año pasado fue la cara de El Grito de Munch y este año ha sido la pose de la ardilla de la portada del libro Las ardillas de central park están tristes los lunes; he tenido también experiencias extrañas acerca de mi tatuaje, considerado por un chico -que no pudo evitar tocarlo- un símbolo satánico (imagínense mi cara); otra señora encantadora estaba segura de que le vendí un libro de cocina en el mes de octubre y quería que le recordase cuál fue; he confundido los títulos de Yo confieso de Jaume Cabré con En confianza, del que no haré ningún comentario; y ¿qué más? Ah, sí, la última que me ocurrió y la mejor de todas fue la de un hombre de unos cuarenta o cincuenta años que buscaba una biografía de un personaje sudamericano que no soy capaz de recordar “para regalar”. Él conocía dos. Una en la que no tenía ningún interés, porque decía que era malísima (de la que no había ejemplares) y otra, de la que nos figuraba un ejemplar en la base de datos. Encontré el ejemplar (glorioso momento ese de encontrar el único ejemplar que queda de algo) y me lo agradeció mucho de forma muy discreta pero agradable. Lo curioso fue que durante la búsqueda me dijo mirando la chapa con mi nombre “¿Cuántas veces te habrán dicho eso de ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía…?" Me quedé perpleja, me sonrojé y él me recomendó leer el soneto de Garcilaso. Así da gusto ¿verdad?
Quizá no sean sólo las ardillas las que están tristes los lunes. Hoy es el Blue Monday ese del que hablan. Quizá por eso hoy me están saliendo más de dos líneas seguidas. No, definitivamente es porque empiezo exámenes el lunes.
lunes, 9 de enero de 2012
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